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Paradojas de la Educación Moderna

Contrastando dos posiciones populares y modernas respecto a la educación contemporánea.

· Educación,Transformación Digit,Educación Digital,nueva normalidad

En las últimas décadas, pese a tener implementaciones tecnológicas significativas dentro del aula de clase, como proyectores, pizarrones inteligentes y plataformas que posibilitan la educación a distancia, nuestra noción de lo que una clase conlleva y lo que la educación significa no se ha visto alterada en lo más mínimo: se asiste a una clase, ya sea de manera presencial o a distancia, donde un profesor alecciona a sus alumnos en lo relativo a una temática en particular durante los 50-90 minutos que dure la clase, relatando la importancia de lo aprendido, sus antecedentes, aplicaciones y subsecuentemente deja trabajo para que el cuerpo estudiantil realice por su cuenta (tarea), “cerciorando la retención del material aprendido”. Si se habla de un curso de educación básica o superior, generalmente las asignaturas mismas son estandarizadas con respecto a otras instituciones educativas y el flujo de la clase se mantiene homogéneo.

Recientemente, investigaciones en temáticas tan diversas como lo son la curva de aprendizaje para desempeñar un puesto dado, la curva del olvido (aquella que apuntala la tendencia del ser humano por olvidar la vasta mayoría de la información que recaba) y muchos otros descubrimientos matemáticos y científicos han vuelto no solo posible, sino plausible el cuestionamiento de cuáles son las mejores prácticas para aportar verdadero valor al estudiante promedio. En el presente artículo contrastaremos dos posiciones populares y modernas respecto a la educación contemporánea, contraponiendo sus argumentos, supuestos beneficios y desventajas. Antes de empezar, debe entenderse toda la siguiente reflexión desde una perspectiva objetiva, pretendiendo evitar aquellos sesgos inherentes a nuestra propia subjetividad.

Blended Learning (Aprendizaje Combinado)

Tendemos a ligar ubicuamente a los avances tecnológicos con cualquier aspecto de nuestras vidas y nuestro futuro; sin embargo, uno de los temas más polémicos reside en el papel que tantos avances deberían tomar en la educación de nuevas generaciones y las posibles repercusiones que esto podría tener para ellas. Una cosa es segura, que el destino de la educación subyace estrechamente ligado al de la ciencia y la tecnología, hecho que solo se vuelve aún más imperativo por la pandemia que hoy en día nos aflige, como es evidente al analizar los 70 millones de usuarios que reportó tener Coursera en 2020 y el surgimiento de nuevas plataformas de educación en línea como Crehana,Outlier, entre otros. Abrazar el rol de la tecnología para la enseñanza jamás ha sido tan relevante como hoy, pretender retener estructuras y modelos anticuados en lugar de abrazar a la transformación digital es lo que caracteriza al neo ludismo; siendo que, en una era donde la comunicación e información son de relevancia tan crítica y todo sucede de manera simultánea y asincrónica, resulta falaz creer que la enseñanza al futuro del mundo seguirá teniendo una estructura rígida y en sincronía. Dicho esto, ¿cuál debería de ser el modelo de estudios del futuro con el objetivo de llevar a cabo un perfecto sincretismo con aquellos del pasado?

"Blended learning, combining the best elements of online and face-to-face education, is likely to emerge as the predominant teaching model for the future."

John Watson

Resulta curioso que numerosos expertos depositen en la educación combinada todos sus anhelos respecto al futuro de la educación a nivel internacional, sobre todo al saber que “Blended Learning” carece hoy en día de una definición estricta. De manera general, puede entenderse a dicha modalidad educativa, como la mezcla de las mejores prácticas adoptadas por las modalidades presenciales y en línea por separado, ceriorando al alumnado una oportunidad de aprender sin que el espacio geográfico de la clase suponga un inconveniente, mientras, paralelamente, se cerciora de brindarles una educación de alta eficiencia personalizada y todas las bondades pedagógicas de una clase física, con el objetivo de saciar su sed intelectual. Una educación combinada efectiva cumple el propósito, como bien menciona John Watson, de incrementar la interacción estudiante-instructor, estudiante-estudiante, estudiante-contenido y estudiante-recursos externos.

El COVID-19 obligó a la entereza de universidades a nivel internacional a acoplarse a las circunstancias y suministrar sus cursos en línea y, por ende, a incrementar su infraestructura tecnológica para llevar a cabo semejante proeza; sin embargo, no deben de confundirse dichos esfuerzos con un blended learning y falsamente predicar que un modelo pedagógico es moderno por el simple hecho de llevar a cabo sus clases por medio de plataformas como Zoom, Google Meet o Microsoft Teams. El mundo entero meramente reaccionó a la pandemia que nos acechó y que aún nos aqueja, pero las prácticas y recursos implementados en una modalidad presencial deben comprenderse como fútiles para una modalidad a distancia, y lo mismo es cierto para el escenario inverso y para la distinción entre ambas modalidades y un modelo blended learning, por más que este último resulte simplemente ser la versión híbrida de ambas partes. Un buen uso del blended learning, por ende, debería de mezclar lo mejor tanto del mundo de la educación presencial como el de la educación en línea, cuando las clases que la pandemia nos ha obligado a adoptar es lo peor de ambos.

Quizás el modelo pedagógico más popular que surge como producto de la modalidad combinada estriba en el Flipped Classroom, que pretende, de manera contraria a la tendencia educativa que será expuesta a continuación, delegar la parte referente a la memorización (misma que usualmente se aprende durante la clase) como tarea para el alumno, volviéndolo autodidacta en cierta medida, y dejar las clases face-to-face para esclarecer dudas, o bien, para el caso de las clases más prácticas, para llevar a cabo ejercicios relacionados al material en línea. Se trata de un método que presuntamente, de ser implementado correctamente, satisface de manera integral a todos los objetivos educativos predicados por la taxonomía de Bloom.

Dificultades Deseables

“Some people argue that part of the reason U.S. students don’t do as well on international measures of high school knowledge is that they’re doing to well on class. What you want is to make it easy to make it hard"

Nate Kornell

Desirable Difficulty, como pregona David Epstein en su más reciente libro, es un fenómeno descubierto en 1994 por el distinguido profesor en psicología Robert Allen Bjork, que refiere a todos aquellos obstáculos o desafíos que enriquecen al proceso de aprendizaje de manera notable, volviéndolo, según numerosos estudios, más tedioso, tardado y repudiable a corto plazo, pero más eficaz y deseable a la larga. Dicha noción es avalada por numerosos y recientes estudios que señalan inequívocamente que prácticas concebidas como “amigables” para el sujeto cognoscente, desembocan generalmente en un peor desempeño por parte del mismo.

Esto, para las universidades modernas que pretendan mantenerse relevantes en el futuro, debería fungir como válvula reguladora de dificultad para pretender aportar el mayor valor posible al alumnado, internalizando la idea de que el hecho de que cualquier estudiante dado sienta frustración al no saber cómo hacer las cosas en algún punto no yace estrictamente correlacionado con que “el aprendizaje sea malo”, pero que no salga de su zona de confort y sienta alivio constantemente si lo está.

Sobre este mismo fenómeno, Kornell estudió meticulosamente el Efecto de Generación a través de numerosas pruebas tanto con primates como con estudiantes, descubriendo así que hacer algo por uno mismo, por más difícil, tardada y equivocada que pueda parecer la tarea en cuestión, mejora enormemente la retención para el estudiante a la larga. Esto es, permitir que el alumnado llegue al resultado por su propia cuenta, dejándolo batallar con sus ideas erróneas hasta dar con el acierto o, en su caso, saber defender su respuesta errónea con vehemencia y una lógica estricta detrás y facilitarle una epifanía al serle otorgada la respuesta correcta; por ende, los “hints”, o empujones que los docentes suelen dar a sus estudiantes, aunque aparentemente agilizan la clase y son una muestra de apoyo por parte del profesor, resultan ser inadvertidamente perniciosas para fomentar una educación de calidad. Un profesor que se preocupe por incrementar el valor de la educación debe, entonces, de ser más una fuente de preguntas que de respuestas.

Este fenómeno nos permite reflexionar respecto a cuán plausible y efectiva era la educación en la Antigua Grecia para filósofos como Sócrates, quien acuñó su infame método de la mayéutica para enseñar a sus discípulos, como Platón o Jenofontes, pretendiendo hacerlos pensar de manera autónoma y no meramente depender de la memorización y el seguimiento de patrones. El método esencialmente estriba en depositar la responsabilidad al alumno de su propia educación, instándolo a adquirir conocimiento por su propia cuenta y no meramente escuchando a su profesor o mentor.

Metcalfe, frecuente colaborador de Kornell en el tema, posteriormente encuentra al Efecto de Hipercorrelación, fenómeno que observa que el nivel de confianza que denota cualquier estudiante en su respuesta equivocada resulta directamente proporcional a su nivel de retención al serles revelada la respuesta correcta; en otras palabras, un resultado erróneo a un problema dado al que el alumnado ha llegado por sí mismo con un extenuante esfuerzo, a la larga, resulta mucho más ilustrativo y útil que decenas de problemas en donde este recibe “ayudas”.

Es la yuxtaposición del efecto de generación con los flipped classroom (aunque a primer vistazo parezcan antagonizarse mutuamente) donde radica la clave para una educación eficiente y significativa, acelerada y duradera. Podemos señalar como educación de vanguardia, por lo tanto, a aquella que logre converger a la tecnología y conveniencia de la educación combinada moderna con el desafío mental y vanagloriado valor del aprendizaje mediante dificultades deseadas. Vivimos en una época que implora por una revolución en la manera en que comprendemos al proceso educativo no solo en forma, sino de fondo y son importantes descubrimientos como los expuestos en el presente artículo los que convierten en imperativo el cuestionamiento sobre lo que “educación” significa hoy en día y nos insta a diferenciar a la educación de su primo lejano, el adoctrinamiento. ¿El fin último de la educación, entonces, estriba en facultar el pensamiento autónomo para la resolución de problemas o, como bien podría argumentar la teoría de la reminiscencia platónica, “conocer es recordar”?

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